¿Cómo hacer un buen uso de las urgencias pediátricas?

Cuando nuestros hijos se ponen enfermos es normal que nos preocupemos y queramos que se curen enseguida, por lo que muchos padres, ante el mínimo síntoma de enfermedad, corren a Urgencias, muchas de veces de manera innecesaria.

Las urgencias pediátricas están ahí para todo el que las necesite, por supuesto, pero no siempre es necesario ir a Urgencias cuando el niño se pone malo. Muchas veces, de hecho, es mejor quedarse en casa tranquilos, esperar a ver cómo evoluciona el niño y acudir a su pediatra habitual. Sólo en ciertos casos es mejor ir rápidamente al médico y no esperar a la cita:

• Fiebre por encima de 38º C en menores de 3 meses o por encima de 40º C en mayores. También si tiene menos de 6 meses y la fontanela está hinchada o late; si tiene de 6 meses a 1 año y no puede mantener la cabeza recta; si tiene entre 1 y 2 años y no puede estar sentado; y si es mayor de esa edad y no puede andar. Estos síntomas son sospecha de meningitis.
• Dolor abdominal fuerte, que no deje al niño moverse y dure más de una hora sin parar.
• Más de tres vómitos en una hora o vómitos con sangre.
• Pérdida de conocimiento tras un golpe fuerte en la cabeza o convulsiones.
• Si el niño está muy alicaído y su llanto cada vez es menos enérgico.
• Respiración agitada. Si tiene menos de 1 año y respira más de 50 veces por minuto; o si tiene más de esa edad y lo hace 40 veces por minuto. En estos casos, además, el tórax suele estar hundido.
• En caso de heridas profundas o muy abiertas que no dejen de sangrar en 10 minutos.

Recuerda que llevar al niño innecesariamente a urgencias puede ser más perjudicial ya que los hospitales están llenos de gérmenes y puede contagiarse allí de algo más grave. Además, su pediatra le conoce mejor y puede hacer un buen seguimiento del pequeño, por lo que siempre que no sea necesario será mejor acudir a su médico habitual. Por último, si acudimos a urgencias sin necesidad, los servicios se colapsan.